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Foto del escritorAnalu

Jakarta, una capital que se hunde.

Actualizado: 19 may 2023

Ahora que abrieron las fronteras y se flexibilizan las medidas del gobierno; es tiempo de que mi esposo reactive sus viajes de negocios y yo aprovecho para acompañarlo y hacer turismo mientras él trabaja, así que el primer destino: Indonesia!


Salimos un miércoles en la tarde, preparados para un vuelo de casi 4 horas, rumbo a Indonesia, un país tan enorme que cuenta con tres zonas horarias diferentes; ubicado al sudeste Asiático y compuesto por miles de islas volcánicas, es conocido por sus playas, dragones de komodo y volcanes. Su isla principal: Java, donde se encuentra su capital, Jakarta, la cuarta ciudad más poblada del planeta y cuya contaminación atmosférica se siente desde tu llegada; Jakarta, esta gravemente amenazada por el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global y al bombeo de las aguas submarinas, por lo que el gobierno anuncia el traslado en los próximos años, de su sede de gobierno e instituciones administrativas que pasarán a una ciudad en la isla de Borneo, así que por ahora, disfrutemos de su capital: Jakarta!


Como mi esposo iba en viaje de trabajo, la ubicación del hotel "Westin-Jakarta" es bastante central y me permitía salir a caminar por los alrededores de la zona financiera; así que el jueves muy temprano, él sale a trabajar y yo me organizo para salir a explorar los alrededores; como vi que cerca al hotel estaba el “Museo Nacional de Indonesia”, busco la ruta y me dejo llevar por las indicaciones de “Google Maps", eso sí, aprendiendo del cuento de Hansel y Gretel de “señalar el camino de regreso” por si me pierdo o por si la tecnología falla…


El idioma oficial: indonesio, también conocido como "bahasa indonesio" (parecido al que hablan en Malasia), así que no ves señales o indicaciones en inglés; es un país donde el 86% de la población es musulmana; es poca la gente que te encuentras caminando, pero sientes una sensación de tranquilidad; te arden los ojos y sientes molestia en tu garganta, pero sabes de antemano que la contaminación es alta; la congestión vehicular no deja que el tráfico avance, son pocos los semáforos que vi en mi camino y creo que mi recorrido fue más rápido que el de las personas que estaban en el bus.


Logre llegar, justo, antes que un aguacero me alcanzara, a un centro comercial pequeño, donde no había grandes marcas; solo ropa, textiles y productos locales, así que abandoné mi idea de conocer el museo, pues según mis indicaciones, aún faltaban como tres kilómetros; llovía torrencialmente y no quería que me agarrara la noche lejos del hotel; así que ajustando mis planes, decidí recorrer los almacenes, aventurarme a entrar a un baño (pues como los avisos eran en indonesio, logré acertar por intuición que “wanita” era mujer, pues no había iconos gráficos que me ayudaran con la tarea), logré ver la primera escalera eléctrica que había llegado al país (1966) y hasta conocer un poco más de la técnica del batik (técnica para teñir ropa, usando cera como reserva en las zonas que no se quieren teñir y aplicando anilina de color en las demás). El regreso al hotel fue sin complicaciones, luego de un recorrido casi de 11 kilómetros, pero feliz de conocer y caminar el sector!.


Al día siguiente mientras desayunaba, los planes de explorar otra localidad contigua al hotel cambiaron, así que, con un nuevo ajuste de itinerario y para mi fortuna, terminé disfrutando un tour rápido, en auto, por los sitios de interés cercanos al hotel, guiada por una chica local que hablaba perfecto español y dedicó amablemente toda su mañana para acompañarme…


Nuestra primera parada:

El Monas o Monumento Nacional de Indonesia; una torre tipo obelisco en el centro de la plaza Merdeka, que simboliza la lucha por la independencia; su cúpula es una llama cubierta de laminilla de oro desde donde puedes ver toda la ciudad y en la base del monumento, hay un museo sobre la historia del país. Ambos (tanto el mirador como el museo) se encuentran cerrados desde hace dos años que inició la pandemia.


Siguiendo nuestro recorrido, pasamos ahora a la Gran Mezquita Istiqlal (palabra árabe que significa independencia), diseñada por un arquitecto cristiano, es la más grande del Sudeste Asiático y la tercera más grande del mundo, una hermosa obra arquitectónica llena de simbolismos, cuenta con siete puertas (con los nombres de Dios en Islam); tiene permitido el ingreso a los no musulmanes fuera de los momentos de oración y solamente a una zona del interior, pero por ser viernes (día de rezo más importante para ellos) no fue posible mi ingreso.


Cruzando la calle, justo enfrente de la Mezquita se encuentra la Catedral de Jakarta o Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, la principal iglesia metropolitana de la ciudad, pero que también se encontraba cerrada.


Actualmente se está terminando la construcción del “túnel de la amistad”, obra que fue suspendida en pandemia y que conectará la Mezquita con la Catedral, como símbolo de hermandad religiosa; está fraternidad va mucho más allá de un túnel, pues durante las fiestas musulmanas y/o católicas, se permite que los musulmanes utilicen los estacionamientos de la catedral y viceversa; las misas católicas se posponen cuando se cruzan con las ceremonias musulmanas y ciertas organizaciones musulmanas garantizan la seguridad de los fieles católicos en Navidad y Semana Santa.


Para finalizar nuestro recorrido y sin proponerlo, pasamos al Museo Nacional (por fin logré conocerlo!), donde encontramos la historia, la cultura, geografía de este país, separadas en diferentes galerías que incluyen desde colecciones arqueológicas, cerámica indonesia, tejidos antiguos en batik, instrumentos musicales y hasta una hermosa colección de antiguos títeres de sombras indonesios tallados en madera!


Fue un día de múltiples y rápidas visitas, pero debía aprovechar al máximo el tiempo en Jakarta, así que luego del almuerzo, me dirigí al hotel a empacar y esperar que mi esposo llegara para salir al aeropuerto!!!


Como toda ciudad capital: caótica, ruidosa y contaminada, pero ante los ojos de turista, con miles de cosas por descubrir!


Jakarta sorprende a cada paso: su cultura, su religión, su gente son totalmente diferentes; en mis caminadas me hice amiga del policía de tránsito, del portero del mall, del guía del museo, del “loco” que se escampaba del aguacero bajo el mismo techo… así que, un recorrido por la ciudad es como salir a pasear entre sonrisas, por eso sólo me resta decir: Gracias Jakarta por mostrarnos tus encantos y prepararnos para nuestro próximo destino: Bali!



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