Maratón de Londres 2024.

Confiar en la sabiduría de la vida, abrazar la incertidumbre y comprender que un buen destino se forja, no por tener el control, sino por la capacidad de “navegar” la vida con lo que ésta te ofrece… eso fue desde el momento cero, nuestro viaje: un soltar el control, confiar en el Universo, valorar las opciones, mantener la calma, y apoyarnos como equipo para salir adelante pese a todo…

Como toda historia que merece ser contada, vamos a iniciar por el principio:

Todo corredor, apasionado por las maratones, sueña con participar en el circuito internacional que reúne las seis más destacadas del mundo “Las Grandes Maratones” (World Marathon Majors); cuyos escenarios no sólo se distinguen por la distancia, sino también por su recorrido a través de las ciudades icónicas alrededor del mundo: Tokio (Japón), Londres (Reino Unido), Berlín (Alemania), Boston, Chicago y Nueva York (Estados Unidos) en un ambiente deportivo único, que hace de la experiencia, algo inolvidable.

Tras la inscripción a la Maratón de Londres 2024, el maratonista inicia de nuevo un fuerte entrenamiento de la mano de su Equipo Virtual desde Colombia “Umbali”; se ajustan los planes de alimentación, se consigue con antelación el hotel, los tiquetes, se prepara de nuevo el “Equipo de Apoyo Emocional” que en esta oportunidad está conformado también por la mamá del maratonista quien viaja desde Colombia, así que la logística debe coordinarse a la perfección para evitar "sorpresas"… Pero de nuevo: todo en la vida es soltar y dejar fluir….

Iniciamos el viaje rumbo a Londres, el jueves 18 de abril, con escala en Dubái… pero al llegar al aeropuerto de Manila, nos dicen que el avión viene retrasado desde Dubái, así que iniciaremos nuestro viaje a las 5:00 pm y no a las 7:00 am como se tenía programado inicialmente; pero acogiéndonos a la premisa que tan solo es un vuelo el retrasado, y que al perder la escala para Londres, en Dubái nos reacomodaban en un nuevo vuelo, decidimos iniciar el trayecto a las 5:00 pm…

Llegamos a Dubai, y no solo habíamos perdido la conexión, sino que nos encontramos con un aeropuerto que parecía “el fin del mundo”: gente peleando, policías gritando, niños llorando, familias enteras dormidas en el piso, sin lugares donde comer, donde descansar y sin ningún tipo de respuesta por parte de la aerolínea; pues en la ciudad donde “nunca llueve”, el día anterior había caído una tormenta como hace 75 años no se veía en Dubái y no solo había colapsado la ciudad por sus inundaciones debido a la falta de un sistema de alcantarillado, sino también el aeropuerto y con él, todo el tráfico aéreo se vio afectado… así que, esperar, tratar de buscar vuelo para el viernes era imposible, aunque por fortuna la aerolínea nos abre un vuelo de conexión para el sábado, de modo que solo podíamos esperar que se cumpliera esta nueva fecha de viaje, pues era nuestra única oportunidad de llegar a tiempo a la maratón, el domingo 21 de abril….

Opción de buscar un aeropuerto alternativo? (Abu Dhabi) imposible, las carreteras seguían colapsadas; opción de hotel por parte de la aerolínea, inviable; pues esta situación colapsó no solo el tráfico aéreo, sino todo el sistema de atención del aeropuerto… así que toca salir y buscar un hotel cercano para pasar al menos el viernes, eso sí: manteniendo la calma, tomando las decisiones en equipo y acomodándonos a la nueva realidad de un viaje que debía realizarse y hasta ese momento, más incierto que cualquier cosa…

Así que nuevamente: soltar para fluir, y esperar lograr llegar al menos el sábado que era el día en que la mamá llegaba desde Colombia… pedir el favor a otros participantes de la carrera de reclamar con la documentación del atleta, el número dorsal y el kit de la carrera, pues claramente no alcanzábamos a llegar a reclamarlo nosotros…

Finalmente, logramos viajar el sábado 20 de abril en la madrugada, para llegar a Londres al medio día, aunque la maleta del atleta, como era casi lógico en medio de tanto caos, no llegó; por fortuna teníamos con nosotros algo que denominamos “valija diplomática”, que contenía los tenis y el vestuario escogido para el día de la carrera, y que fue tan custodiada como en la mejor película de “James Bond”, así que él no tenía ropa, ni artículos de aseo personal, incluso, sin la bandera de Colombia que nos habían prestado en Manila, pero desde que tuviera como correr, lo demás tendría solución... Llegamos justo a tiempo para ir al hotel, chequearnos, almorzar y salir de nuevo para el aeropuerto a recoger a la mamá…

Todos felices por el reencuentro, aunque muy cansados de tanto estrés y tantas carreras, nos disponemos a dormir pues estábamos a pocas horas para el “gran día”; que empezó, por cierto, muy temprano en la mañana; el equipo de Apoyo Emocional se prepara, hace junto al maratonista una última meditación, pues ya la preparación física está finalizada, y ahora, debe calmar la mente para lograr la meta… así que con su número dorsal 51361, sale rumbo al punto de partida…

Correr la maratón de Londres es particularmente emocionante, el público lo convierte en una gran fiesta; miles y miles de personas salen a las calles a apoyar a los atletas a través de su recorrido a orillas del rio Támesis, pasando por los más emblemáticos sitios de la ciudad; Tower Bridge, el Big Ben, el London Eye y el Palacio de Buckingham.

A continuación, la historia contada por el maratonista, con los hechos tal como fueron vividos:

“Inicié la carrera, en medio de un frío tremendo, pero estaba muy feliz!. En el km 5 me sentía volando, luego en el km 12, igual de fuerte con el mismo “pace”... pasaba y pasaba gente, que es un poco difícil por las calles angostas. En el km 21, cuando llegué a Tower Bridge me dio una emoción muy grande, me acordé de los 6 años que viví en Londres, cuando pasaba por debajo de este puente en bicicleta a las 4:30 am para abrir el Starbucks donde trabajaba, antes de ir a la universidad; confieso que se me salieron las lágrimas… pero cuando se me cortó la respiración, me calmé porque aún tenía mucho por recorrer. En el km 34, ya empecé a sentir un poco de cansancio, y por temor a un calambre, bajé al ritmo y me fui con un paso más “cómodo" para cumplir mi objetivo de tiempo; cuidándome, porque un tirón a esa altura, me podía dañar la carrera… Sentí una gran emoción de llegar a la meta, al Palacio de Buckingham, donde me encontré con Anita, mi mamá, unos familiares que estaban por esos días en la ciudad y mis amigos de siempre de Londres, que fueron parte del Equipo de Apoyo... fue una carrera hermosa! Me sentí un deportista profesional en el mejor evento del mundo!. Al final mi tiempo fue 3:27 hs mucho mejor de lo esperado; un gran récord personal de maratón en mi primera “Gran Major””. 

Así que, con gran emoción y una enorme gratitud con la vida, por una maratón finalizada; por haber logrado una nueva marca personal; por lograr conectar la mente y el corazón a pesar de tantos tropiezos para llegar; por superar las pruebas que hacen fuerte el espíritu; debo decir con el corazón llenito de orgullo: Felicitaciones Amor, superaste aquello que te habías propuesto, por lo que trabajaste tantos meses… un gran reto muy, pero muy bien logrado! TE AMO!!

Y cómo toda película que se acaba, aunque seguros que vendrán más; en los créditos solo nos resta decir: Gracias al Universo por permitirnos llegar a tiempo para hacer la maratón; a Londres por ser una ciudad llena de encantos que siempre se lleva en el corazón; a Juliana quien elaboró cuidadosamente los planes de entrenamiento desde Colombia; a Gladys por viajar y ser parte fundamental del Equipo de Apoyo; a Ana María y a Sergio por acompañarnos y prestarnos la bandera cuando nos quedamos sin ella; a Paola y Robin que con su presencia y apoyo llenaron los corazones de felicidad; a Emili y a Sarita por diseñar la mejor pancarta, que tendremos siempre en el corazón; a Augusto que con su familia logró llegar con un fuerte abrazo de esos que se sienten en el alma… Gracias a todos por su presencia y apoyo incondicional que fue más importante de lo que cada uno de ustedes logra imaginar.

GRACIAS A TODOS POR TANTO!!