Otro fin de semana largo… otra oportunidad para pasear…
Así es, ahora estamos en un momento de la pandemia en el que el país flexibiliza las normas: los niños pueden salir a la calle, regresan a los colegios; los restaurantes vuelven a abrir al 100% de capacidad y empezarnos a retomar poco a poco la “normalidad”… esta vez, sin ir muy lejos, sin tomar avión, ni pruebas PCR y con un grupo increíble de amigos, rodeados de muy buena vibra, nos dirigimos a Puerto Galera, ubicada al norte de la isla de Mindoro (la séptima isla más grande del archipiélago filipino).
Este es un viaje de tan solo 2 horas en carro, es decir a unos 130 kilómetros desde Manila, dirigiéndote hacia Batangas (provincia que cuenta con un importante puerto marítimo que sirve como alterno a la ciudad de Manila), allí puedes acceder al servicio de ferry dos veces al día, con el cual, tras una navegación de aproximadamente 90 min., llegas al muelle de Puerto Galera en la isla de Mindoro; este es un servicio público frecuentemente utilizado por locales, con una alta afluencia de gente; así que nos advierten que por la fecha (puente festivo y temporada de descanso en los colegios) donde hay tantas personas accediendo a la isla debes asegurar tus boletos con anticipación, teniendo cuidado al momento de la compra y hacerlo solo, en sitios oficiales para evitar problemas.
Así que, siguiendo el dicho popular de “quien no escucha consejos, no llega a viejo”, preferimos dejar la experiencia del ferry para otra oportunidad y utilizar un puerto alternativo y privado, llamado "Berberabe Pier", ubicado cerca a la refinería Shell en Batangas, y que es el punto de recogida de los taxis acuáticos; así evitas multitudes y puedes acceder a lanchas rápidas, de pocos pasajeros.
Luego de nuestra travesía, llegamos al muelle donde nos espera un busesito que nos lleva al hotel, en esta ocasión el "Sunset Aninuan", ubicado en la playa privada de Aninuan, justo al lado de “Playa Blanca” (White Beach) famosa por sus concurridas actividades acuáticas, restaurantes, sitios de karaoke y demás atracciones turísticas; estas actividades “vecinas” permiten que la nuestra sea una hermosa, extensa y tranquila playa de arena blanca…
Una vez instalados en nuestras habitaciones, decidimos dedicarnos a caminar, a hacer el obligado “reconocimiento del terreno”, a disfrutar del sol, la playa, probar los mojitos, la pizza y contratar para el día siguiente, con el hotel, un tour que incluía el “Island hopping” y así conocer las islas cercanas…
Llega nuestro bote, todos juiciosos y felices, empezamos a disfrutar de tour; pero luego de la primera isla visitada, nos dividen (éramos un grupo de 14 personas, incluida “Miel”, la mascota peluda del paseo, que parecía disfrutar más de la navegación que cualquiera de nosotros), asignándonos una pequeña embarcación, con capacidad para dos personas y empezar el “tour acuático”, donde luego de un trayecto, el barco apaga sus motores, te preparas a saltar al agua con chaleco y snorkel, para colgarte de un cabo que tiene la embarcación, así te dan un tour marino lento, donde recorres sin prisa los coloridos jardines de Coral, los arrecifes llenos de peces, visitas las almejas gigantes y con suerte, te encuentras de cerca las hermosas y enormes tortugas marinas que se pasean tranquilas por la zona... Luego de terminar este tour acuático, vuelves al bote y te llevan, si las condiciones de la marea te permiten, a atravesar una cueva submarina, donde los hermosos tonos turquesa del mar te enamoran; todo esto antes de finalizar tu aventura en “Haligi Beach” y regresar por último, al hotel!
Fue una experiencia inolvidable, días tranquilos para disfrutar el sol, el mar, meditar con el sonido de las olas, caminar en la playa, presenciar los hermosos atardeceres y hasta ser testigos de un épico 5-2 en un partido de fútbol playero, donde los “viejitos” anuncian su retiro luego de la victoria, pues no piensan dar la revancha al equipo contrario: "jamás"!!
Logramos hacer una pausa en nuestras rutinas, disfrutar en un hotel familiar con habitaciones súper cómodas, donde el personal hace todo para consentirte y logras disfrutar una amplia variedad y muy buena comida…
Un viaje fantástico, con una buena compañía, tan solo asegúrate, como recomendación, reservar el hospedaje y el transporte desde Batangas directamente con el hotel, ellos amablemente se encargarán de todo y así evitas los contratiempos cuando la lancha inicialmente contratada te dice: “sorry Po”!.
Ese "sorry po" te descuadra los chakras ¿cierto?
Espectacular narracion un paraje de sueños y muy cerca de Manila.