Bueno, aquí vamos de nuevo... viene la segunda ola para Filipinas: es hora de agarrar con fuerza tu tabla, buscar los mejores vientos y cabalgar sobre las olas, porque caer y ahogarnos no es una opción... vuelven a encerrarnos, llevamos ya un mes del nuevo confinamiento estricto (marzo de 2021) y la curva de contagios de Coronavirus no ha llegado nunca a aplanarse, a pesar de que Manila es la ciudad con la cuarentena más larga del mundo; pero cuando flexibilizan las medidas y aparecen las nuevas variantes del virus, los contagios se disparan...
Volvemos a ajustarnos a la “normalidad": trabajo desde casa, solo puedes salir inicialmente de 6:00 am - 9:00 am (los horarios para salir van cambiando cada semana), esperas los comunicados del gobierno los domingos donde te informan las medidas semanales; ya no puedes tomarte de la mano al salir por la calle; los niños no tienen permitido ingresar a establecimientos públicos; los edificios regulan la entrada de personas que no vivan en ellos si no tienen prueba negativa para Covid, esto aplica incluso para empleadas del servicio que no sean internas; los restaurantes que logran abrir, solo tienen permitido realizar domicilios o puedes programar la recogida de los alimentos; antes, había divisiones de acrílico en las mesas; luego pasaste a compartir tu almuerzo en el establecimiento con algún “oso” o “unicornio” de peluche, que ayudaban a controlar el distanciamiento social; ahora ya puedes comer en el restaurante solo si la mesa está ubicada en la parte de afuera (aquí lo llaman “al fresco”), así que ya tus amigos peluches están contigo afuera de los restaurantes para seguir asegurando el distanciamiento; y claro, a estas alturas aún sigue el estricto uso de la careta y la mascarilla, incluso para los peluches!
Los días distintos, te obligan a comer distinto, a vestirte distinto, a tener horarios distintos; pero como dicen por ahí, ninguna noche es eterna por más oscura que nos parezca; debemos cuidarnos y aprender a surfear entre las olas.
Pero, hay que buscarle el lado positivo: Hemos aprendido a disfrutar de cada día sin tanta prisa, a hacer planes a corto plazo e incluso solo hasta que llega el día; a disfrutarnos un café de barista hecho en casa, a ver los hermosos atardeceres; a agradecer el aire libre cuando logramos salir; mi esposo retoma la bicicleta en su simulador y nuestras caminadas, tendrán que espaciarse para evitar salir frecuentemente del apartamento; pero a pesar de todo esto, damos gracias a Dios que estamos juntos y así es “más llevadera” la situación...
Nos cuidamos: sí; en exceso, no sé; pero por ahí siempre dicen que es mejor “la seguridad que la policía”, así que creemos que todas las medidas son necesarias al menos mientras podamos vacunarnos; hacer todo lo que está en nuestras manos para cuidarnos y esperar que no pase nada; en nuestro edificio, hemos aprendido a recibir con miedo la correspondencia, pues aunque no hay nada más mágico que la emoción de recibir una carta física, aquí nos pasan una circular por debajo de la puerta cada noche, en la que, con mucha diplomacia nos informan: “Paciente #1, positivo para Covid, bla bla bla”... a la fecha llevamos 14 pacientes en el edificio; así que, la llegada de la indeseada circular, es más traumática que cuando uno tenía que hacer firmar una por los papas, cuando se había portado mal en el colegio...
La “aventura” se siente, las expectativas son altas, quizás sientas un nudo en el estómago, pero te impulsas en tu tabla, aprendes a pasar por encima de las olas y la forma en que las afrontes dependerá sólo de ti, es la oportunidad que te brinda el mar o la vida para hacernos mejores por dentro y por fuera. Confía en ti y déjate ayudar por la vida; muchas veces has caído y muchas más te has levantado; pero también has aprendido a mantener la calma en los momentos en que las olas y el viento te ponen a prueba.
Es el momento de llenarte de ti, de cuidarte, de tomar consciencia, de seguir disfrutando la vida; tampoco podemos vivir con pánico, dejando nuestra vida en manos de “Doña Angustia”; son días duros, con noticias llenas de tristeza, estrés y angustia; pero seguiremos con la ilusión de reencontrarnos con nuestros seres queridos; mantendremos la ilusión del mañana y la Fe de que algún día volverá a brillar el sol para todos; y ahí, solo ahí, nos daremos cuenta que cada uno de estos días raros y difíciles que nos toco vivir, habrá valido la pena!!
Tiempos difíciles que parecen tan lejanos....
Se podría describir mejor la situación?, no creo. Excelente Anita, gracias por compartirnos tu inspiración, es una ventana a la vida maravillosa que nos espera. Un abrazo.
Tremenda lectura! Cada vez mejores!